El 8 de septiembre de 1928, Jules Rimet concreta por fin la idea de una Copa del Mundo de Fútbol entre naciones. Sin bien los máximos candidatos a organizarla eran paises europeos, finalmente Uruguay, una pequeña nación y potencia emergente del deporte, tuvo el gran honor de ser la primer sede.
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Ámsterdam, 13 de junio de 1928. La selección nacional de Uruguay vence a su par de Argentina por 2-1 en el desempate de la final olímpica de fútbol y gana por segunda vez consecutiva la medalla dorada. Pocos podían entender el fenómeno que generaba el poderoso estilo de juego del combinado rioplatense, sobre todo para los equipos europeos quienes se creían amos y señores del deporte rey hasta ese momento. Esta victoria deportiva colocó al pequeño país sudamericano como uno de los candidatos para organizar un proyecto que hacía años deseaba concretar la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA): La primera edición de la Copa Mundial de Fútbol. El éxito de este evento supondría una independencia total del Comité Olímpico Internacional a la hora de organizar torneos, además de poder afianzarse por fin como el organismo rector del fútbol a 26 años de su fundación. ¿Pero quién merecía tener el honor de acoger dicho evento? ¿ Acaso Inglaterra, inventores de la pelota? ¿O quizá Italia y España, quienes estaban avanzados en el desarrollo de sus ligas? Acompáñenme a leer en los próximos párrafos las razones y consecuencias de la decisión que cambió para siempre la historia del balompié.
Antes de llegar a los tres congresos acaecidos en Barcelona, Zurich y Ginebra que terminarían de zanjar la idea y el formato de esta primera edición, debo remontarme al 21 de mayo de 1904 para empezar a contar esta historia. Aquel día en el que 12 naciones europeas deciden fundar la FIFA, el francés Robert Guerín insistía que se defina por estatuto un campeonato cada cuatro años entre las naciones afiliadas. Sin embargo, la organización estaba lejos del objetivo ya que, como decía el dirigente ingles Daniel Woolfall, “La FIFA todavía no está fundada sobre bases estables para emprender la creación de un campeonato internacional. No todos los inscriptos conservan las mismas reglas de juego”. De hecho, tuvieron que pasar dos años (1906) para que el fútbol fuera admitido como deporte olímpico. Y cuando se encaminaba todo luego de dos ediciones en los Juegos Olímpicos (Londres 1908 y Estocolmo 1912), La Primera Guerra Mundial retrasaría en gran parte estos planes por el involucramiento de los países afiliados en el conflicto. Pero en América, más precisamente en Buenos Aires, se disputa el primer torneo no europeo de selecciones en la historia (Campeonato Sudaméricano) ganado por Uruguay, mientras Europa estaba sumida entre armas, balas y trincheras.
Tras la contienda bélica, la FIFA vuelve a retomar las riendas de un posible torneo propio y a pesar de que el fútbol olímpico retomó en Amberes 1920, fue a partir de París 1924 que la asociación empezó a organizar los torneos. Justamente en tierras francesas comienza a emerger la gran potencia no europea del momento. Totalmente subestimados, los Charruas golearon casi todos los partidos para luego decorar su primer oro con un 3 a 0 a Suiza en la final. Volvemos a 1928, mas precisamente a septiembre. El dia octavo del noveno mes Jules Rimet, presidente de la FIFA, confirma en un congreso en Zurich, Suiza, la organización de un campeonato mundial que tendrá como objetivo unir a los países del mundo en un ámbito de paz. Los candidatos fueron España, Italia, Holanda, Suecia, Hungría y Uruguay. Sin embargo, ambos campeonatos Olímpicos, el deseo de alejar el torneo de una Europa golpeada aún por la Gran Guerra, la coincidencia con el centenario de su independencia y el total apoyo de los países americanos (Argentina a la cabeza), fueron la clave para que finalmente el 18 de mayo de 1929 Italia retirara su candidatura y finalmente el pequeño país sudamericano fuera elegido como la sede de la primera Copa de Mundo. Con la sangre en el ojo, las naciones europeas decidieron casi al unísono boicotear el torneo, presentando razones económicas y de trayectoria, pese a que la organización dispuso hacerse cargo de los pasajes y la estadía de todos los equipos. Finalmente, Francia, Yugoslavia,Rumania y Bélgica representaron al Viejo Continente, pero el número reducido de europeos ya no importaba. La pelota comenzó a rodar el 13 de julio de 1930. Nada la podría parar a partir de entonces, la decisión más importante ya estaba tomada.
"Laurent que se posesiona de la pelota hace alarde de agilidad y consiguiendo burlar a varios contrarios se aproxima a la zona peligrosa tirando al arco desde una regular distancia, venciendo al arquero mexicano". Tras el encuentro, el jugador afirmó: "uno de mis compañeros mandó el centro y yo seguí el recorrido de la pelota con atención, para entrarle de volea con el pie derecho. Todo el mundo estaba feliz, aunque no sé si hicimos historia". Relato del diario El Orden del 1-0 parcial (4-1 final) de Francia a México, el primer gol en la historia de los Mundiales.
Leonel Moure
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