Es difícil hablar de fútbol sin caer en la política y, aunque muchos no lo quieran aceptar, el deporte es tomar un rol político. Uno sigue a su equipo, el cual tiene dirigentes y presidentes que ejercen acciones políticas en las instituciones deportivas. Al momento de las elecciones, tomas la decisión de votar por el que te representa más, el simple hecho de hacerte socio ya es una acción política. Como estos hay miles de otros ejemplos con los cuales podríamos demostrar que el fútbol y la política van de la mano. En las últimas horas la aparición de Romano Mussolini, bisnieto del ex dictador Benito Mussolini, en las categorías inferiores de la Lazio generó mucha polémica por su parentesco con el mandatario italiano.
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Romano Floriani Mussolini tiene 18 años y está dando sus primeros pasos en el mundo del fútbol. No obstante, y lamentablemente, su salto a la viralización no se debió a su talento futbolístico sino que está relacionado a su rama familiar. Desde que se conoció que Benito Mussolini es el bisabuelo de Romano, muchos empezaron a cuestionarlo. A todo esto se le sumó que su madre, Alessandra Mussolini, es una ex diputada del Parlamento Europeo y miembro de Forza Italia, un partido de extrema derecha. Sin embargo, el joven futbolista expresó que prefiere mantenerse al margen y comentó que: "En la Lazio solo me juzgan por mi forma de jugar, no por mi apellido. Espero debutar pronto". Su madre lo apoya y agrega que, a pedido de su hijo, ella no se va a meter en su carrera.
De la misma manera que muchos salieron a criticar las raíces de Romano, otros por su parte salieron a defenderlo. Argumentando, con todo sentido, que no se lo puede juzgar por los crímenes de su abuelo. Uno de los que declaró esto fue el director de la academia de la Lazio, Mauro Bianchessi, que dijo: “¿Es su apellido un problema? Nunca he hablado con sus padre, nunca se han interesado por el rendimiento deportivo del chico. A mí no me afecta el apellido, a quien se merece salir al campo. Es un buen muchacho”.
La historia de Lazio está cargada con varios sucesos fascistas, muchos utilizaron esto para criticar. Estos sucesos fueron protagonizados, en su mayoría, por los ultras -así se denominan a las barras bravas en Europa-, una “hinchada” que en varias ocasiones cometieron actos racistas, discriminatorios y apologías al genocidio cometido durante la Segunda Guerra Mundial. En varias oportunidades varios “fanáticos”, y hasta jugadores del club, realizaron el saludo fascista. Otros de los actos violentos cometidos fue cuando colgaron, durante el clásico con la Roma en 1998, una bandera en la que podía leer: “Auschwitz su patria, los hornos su casa”.
Uno de los últimos episodios sucedió en el 2018, aquella vez la institución fue sancionada con el pago 50 mil euros por la Federación Italiana de Fútbol. La multa fue debido a que tras el encuentro contra el Cagliari, los seguidores de la Lazio llenaron las tribunas del Estadio Olímpico -comparten el mismo estadio con la Roma- con pegatinas antisemitas, algunas de ellas eran de Ana Frank -victima del genocidio nazi- con la camiseta de la Roma. Un caso que causó conmoción, no sólo en Italia sino que también en Europa y en el mundo. Ruth Dureghello, presidenta de la comunidad judía de Roma, expresó que: "Esto no es una hinchada, esto no es fútbol, esto no es deporte. Los antisemitas tienen que estar fuera de los estadios". Ante esta situación el presidente de la Lazio, Claudio Lotito, pidió disculpas en nombre de la institución y anunció el lanzamiento de un programa para que, de forma anual, más de 200 jóvenes hinchas viajen a conocer el ex campo de concentración y exterminio de Auschwitz, con el objetivo de que puedan concientizarse sobre lo sucedido. A pesar de las políticas y de la postura de tolerancia cero contra los sucesos racistas y violentos, muchas de estas situaciones, lamentablemente, siguen pasando. Al igual que sucede acá en Argentina, el poder de los “hinchas” que forman parte de los ultras es tanto que ninguno se anima a expulsarlos, o si lo hacen, siempre encuentran alguna forma de volver.
Para cerrar, y volviendo al disparador de esta nota, no se puede apuntar contra Romano Mussolini solo por su apellido. Por más que juegue en una institución en donde sus seguidores cometieron muchos actos de violencia y de extremo racismo. El joven futbolista, que dicen que tiene un futuro prometedor, intentó mantener un perfil bajo, cosa que lamentablemente no duró mucho. Esperemos que su carrera este marcada por su desempeño dentro de la cancha y no por las estigmatizaciones del afuera.
Ariel Mc Grath
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