A principios de la semana anterior se produjo el inicio de un nuevo conflicto bélico en Europa del este, mas propiamente entre las naciones de Armenia ,Azerbaiyán y Turquía. Producto de este conflicto el futbolista armenio Varazdat Varoyan ha decidido abandonar la actividad deportiva y sumarse como soldado en la disputa contra los Azerbaiyanos y otomanos, respectivamente.
El fútbol en su historia, siempre estuvo empapado tanto de lealtades como, también, de conflictos. El caso que nos ocupa hoy es paradigmático pues une a las dos puntualizaciones recién mencionadas. El suceso del que hablaremos hoy día es el del mediocampista de origen armenio, Varazdat Haroyan, capitán de la selección de su país y, desde la temporada 2017/2018, en las filas del FC Ural ruso, con el que había finalizado su contrato. Hasta el suceso que nos ocupa hoy día, estaba listo para fichar por el Larissa FC, club que milita actualmente en la Superliga griega. No obstante, justo antes de que pudiera sumarse a su nuevo club, el armenio recibió una notificación por parte del ejercito de su país para sumarse al combate, debido al conflicto bélico que se venia.
Posteriormente el presidente del club griego, Konstantinos Piladakis, recibió un mensaje del agente del futbolista armenio indicándole este que el jugador “se ha movilizado, como todos los ciudadanos armenios menores de 40 años, y ya está en la zona de guerra".
Creo que este caso sienta un precedente en tanto y en cuanto a la relación entre el deporte y las problemáticas y conflictividades tanto de orden político como de alcance social. Varoyan es un ejemplo para todo aquel que se considere patriota, mas aun hoy en día viendo a la palabra patria tan bastardeada por fenómenos y sucesos de orden fascista y filo fascista. Esto demuestra que, política y deporte son conceptos disimiles, son, fueron e irán de la mano.
Facundo Martinez
コメント