top of page

EN EL NOMBRE DEL GOL

Foto del escritor: Franco JanczewskiFranco Janczewski

Ferenc Purczeld Biró, o más conocido como Ferenc Puskás, es recordado como un goleador tan grande que hoy existe un premio que lleva su nombre para reconocer al gol más bonito del año. Delantero lujoso de galera y bastón, pero cañonero cual tanque, fórmula perfecta para aquellos que viven del gol. Exitoso como pocos, tuvo que pelearla contra una sociedad húngara que lo marginó, lo acusó de traidor y quiso retirarlo antes de tiempo. Pero él demostró que estaba para competir a alto nivel mundial, yéndose al mejor equipo del mundo de ese momento (Real Madrid) y agrandando su figura. En total, Puskás anotó 512 goles en 528 partidos; brutal. Fue reconocido como “Máximo goleador del siglo XX” por La Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol.

 

No es fácil encontrarse en 1945 a un debutante de 16 años. Quizás hoy en día si, como Agüero, Gago o Banega, para nombrar casos nacionales. Pero en el nuevo milenio es algo normal. Que se esté hablando de un caso de mediados del siglo XX indica que fue un jugador fuera de lo común. Formó parte de lo que es, sin ninguna duda, la época de oro de la Selección de Hungría. Vistiendo los colores de su país, consiguió el oro en los Juegos Olímpicos de 1952 en Finlandia y un subcampeonato del mundo en Suiza 1954.


Aquella final de la Copa del Mundo ’54 está recordada como una de las mejores y más épicas de la historia. Se lo llama “El Milagro de Berna”, cuando Alemania Federal comenzó perdiendo 2-0 con goles de Puskás y Czibor a tan solo los 6 y 8 minutos del primer tiempo respectivamente. ¿Qué pasó después? Alemania empató el partido en 10 minutos, marcando a los 10´ y 18´. Los alemanes le darían vuelta a falta de 5 para el final y obtendrían así su primera Copa del Mundo. Durante la primera ronda, Ferenc se fracturó jugando contra Alemania Occidental y se perdería el resto de la competición hasta la Final. Ni él se quería perder el partido decisivo y tanto sus compañeros como el técnico lo creían indispensable. No estaba al 100% físicamente, así que no solo jugó lesionado, sino que incluso hizo un gol.


La revolución húngara de 1956 (movimiento revolucionario contra el gobierno de Hungría y que se oponía a las políticas comunistas de la Unión Soviética, a la cuál el país pertenecía) ocasionó un éxodo de jugadores, que muchos de ellos habían formado parte del subcampeonato del último mundial. Entre los emigrantes se encontraba Ferenc Puskás. A todos los que se habían ido del país, el gobierno los acusó de “traidores a la patria” y les prohibió el ingreso de nuevo al territorio húngaro. Para entonces, él se encontraba jugando en Budapesti Honvéd. No solo perdió dónde vivir, también donde jugar. Estuvo un año sin equipo, aunque fue sondeado por Milán, Juventus y Manchester United, pero en ninguno de los tres casos fue posible su fichaje ya que los dirigentes de los clubes coincidieron en que estaba grande ya (31 años) y fuera de forma. Pronto verían su error y comprenderían su falta de visión.


Si había un club que dominaba el fútbol mundial por aquellos años, ese era el Real Madrid, aquel que es conocido como “El Real Madrid de Alfredo Di Stéfano” y que ganó cinco Champions League consecutivas (inédito). Aquel, ni más ni menos, fue su destino. Y sin ninguna duda tuvo un rol clave, llegó luego del bicampeonato continental y consiguió tres Champions más y una Copa Intercontinental. Por supuesto, también obtuvo muchos títulos nacionales, de los cuales se pueden destacar cinco Ligas y una Copa del Rey. ¿Algo más que agregar? Sí, en 1963 se transformó en el único futbolista de la historia del merengue en hacerle dos tripletes consecutivos al Barcelona en el derbi, el primero en el Santiago Bernabéu y el segundo en el Camp Nou. Todo esto lo hizo el mismo que, según los dirigentes italianos e ingleses, estaba “viejo y fuera de forma”.


Hoy, 17 de noviembre, se cumplen 14 años de su fallecimiento. Llevaba seis años sufriendo de Alzheimer y de problemas tanto respiratorios como hemodinámicos. En el año 2006 murió tendido en su cama de hospital, y los futboleros húngaros tuvieron que despedirse para siempre de uno de sus máximos ídolos. Aunque no estuvieron solos en el sentimiento, todos los fanáticos del fútbol los acompañaron. Ese día, la pelota lloró.


Franco Janczewski

18 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo

Comentarios


bottom of page