EL GOL DE TODAS
- Carla Mileo
- 4 ene 2021
- 3 Min. de lectura
La conquista del Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito fue el resultado de una incansable lucha que atravesó todos nuestros ámbitos cotidianos; las canchas no fueron la excepción.

Para poder llegar a la legitimación estatal de la Interrupción Voluntaria del Embarazo concluida el 30 de diciembre de 2020, primero hubo un largo camino de intensos debates que inundaron nuestra cotidianeidad. Los feminismos debieron dar respuestas a los argumentos más insólitos y ponerse la camiseta de una lucha que, de a ratos, parecía insostenible.
Uno de los espacios en donde el debate fue visiblemente resistido fue en los clubes atléticos de nuestro país. De todas las justificaciones que soltaban quienes se oponían a tratar el tema, las más comunes fueron: "No tiene nada que ver con el club", "no metan a la política en esto" o "no mezclen las cosas", lejos de entender la función social que cumplen tales espacios. Sin embargo, en los últimos años la creciente organización de las mujeres y disidencias se ha encontrado con la militancia de hinchas y socixs, logrando instalar en la agenda política de los clubes las problemáticas de género.
Si bien no hubo clubes que se pronunciaran sobre la IVE en particular, sí hubo espacios de género e integrantes de los mismos que mostraron sus posturas. En la movilización y vigilia del día de la sesión, a todos estos grupos los unió una organización que viene creciendo de manera notable: la Coordinadora sin Fronteras de Fútbol Feminista. Dicho espacio nuclea participantes del fútbol de nuestro país en todas sus aristas: jugadorxs de diversas disciplinas, dirigentxs, hinchas y socixs, periodistas y directoras técnicas. Quienes lo integran han sociabilizado el debate en cada rincón de los clubes y sostuvieron la convicción de que el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito era una discusión que no podía seguir posponiendose. Las mujeres y disidencias que participan activamente en nuestros clubes han decidido que su militancia sea con la camiseta de sus amores y así encaran la lucha por sus derechos, porque no podía ser de otra forma: "En la cancha, como en la vida".
Ocupando las calles y las canchas, los feminismos futboleros pisaron fuerte y lograron avances como la implementación de protocolos de género, la institucionalización de áreas de género, charlas de Educación Sexual Integral y violencia de género con jugadorxs y dirigentxs y la aprobación de la Ley Micaela en los clubes. Pero además de estos logros concretos, se ha conseguido la descriminalización social del aborto en lugares en los que parecía "un tema delicado". A raíz de esto, muchxs deportistas pudieron mostrarse a favor, se organizaron en pañuelazos y unieron sus voces al reclamo.
Como consecuencia de estas conquistas y del arduo proceso de deconstrucción que atraviesan los clubes, también se llega a poner en juego la "apoliticidad" que, se supone, el deporte debe mostrar en todos sus frentes. La militancia colectiva que no descansa y el quiebre que significó en nuestro país el Ni Una Menos, trajeron una fuerza arrasadora que deriva en un cambio de paradigma en el rol político de los clubes. Los feminismos aprovecharon el impulso de "cuestionar todo" y lo transformaron en lucha colectiva y en un empujón para arrancar de raíz las desigualdades que han sufrido históricamente mujeres y disidencias en las instituciones deportivas. Todo esto, entendiendo a la política como una herramienta de transformación social pero también a los clubes como espacios de construcción de sentidos.
El camino hacia el reconocimiento del Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito fue acompañado por un fuerte reclamo de libertad sobre nuestros cuerpos, nuestras decisiones y nuestros deseos. Estas declaraciones han logrado imponerse hasta coronarse con la aprobación del proyecto de Ley 27.610 o Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo. Desde ahora, la lucha será por su plena y correcta implementación y los debates fuertes se seguirán dando en las calles, en las tribunas, en las canchas y en todos aquellos espacios donde la organización feminista haya ganado un lugar.
Carla Mileo
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