A partir del año 2009, todos los 13 de diciembre son días célebres para el 50% del sur de Buenos Aires. “Los mejores días de mi vida siempre fueron Falcionistas” reza la canción de la hinchada de Banfield cuando quieren conmemorar al hombre que les dio la satisfacción más linda de su historia: Julio César “El Emperador” Falcioni.
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Con un técnico más que probado ya para aquel entonces, comenzó el sueño verdiblanco. Y sí que la palabra “sueño” describe bien el equipazo que tuvo el campeón de aquel Apertura, en donde se destacó una joven y naciente figura internacional como James Rodríguez. Él se supo complementar muy bien en la mitad de la cancha con Walter Erviti y juntos le hacían llegar limpia la pelota a sus colegas, los delanteros uruguayos, Sebastián “Papelito” Fernández y Santiago “El Tanque” Silva. Un equipo que muchos quisieran tener, un plantel que desbordaba calidad y nombres de jerarquía con los que a más de un hincha banfileño se le planta un lagrimón.
Una de las imágenes más hermosas que puede otorgar el fútbol es la de un equipo coronándose por primera vez. La alegría de los jugadores al darse cuenta del calibre de su hazaña se mezcla con las caras llenas de emoción de los hinchas que llorando ven cómo esa satisfacción casi utópica, que anhelaron durante años y vieron como si se les daba a los demás, se hace por fin mágicamente realidad. Esta emotiva fotografía es la que se vio hace 11 años en una tarde de La Bombonera...
El contexto de nerviosismo es inexplicable. Era la última fecha del Torneo Apertura 2009 y Banfield visitaba uno de los estadios más difíciles del fútbol argentino, pero ante un flojo Boca Juniors que se encontraba a mitad de tabla, no peleaba por nada y solo alimentaba la ilusión de la visita. El otro equipo que podía coronarse ese día era Newell´s Old Boys de Rosario, que jugaba de local ante otro grande, San Lorenzo. El Taladro, que visitaba al equipo de La Ribera, se encontraba puntero del campeonato con 41 puntos. En Rosario, La Lepra era local con 39 unidades. Solo 2 puntos los separaban, solo una victoria y una derrota tenían de por medio.
Sorprendentemente, ambos perdieron sus respectivos encuentros. ¿Qué les pasó? No es precisamente una situación sencilla de explicar cuando no se es el protagonista de la misma. En ambos estadios se vivía un clima de tensión superlativo. Banfield nunca había sido campeón hasta entonces y Newell´s tenía que jugar con la presión de tener que ganar o ganar. El nudo en el estómago de los jugadores de ambos clubes, sumado al hecho de que tenían una mitad de la mente puesta en su partido y la otra a kilómetros de distancia expectantes de qué sucedía en el otro estadio, hace extremadamente difícil cualquier partido. Al no sumar puntos ninguno de los dos y al no haber más partidos ni puntos que disputarse, se mantuvo esa diferencia de 2 entre primero y segundo, y en una mitad del sur de la ciudad, quizás junto a la casa con diez pinos de Manal, las calles fueron carnaval.
Banfield pudo hacerle honor a su apodo: “El Taladro”. El origen de este seudónimo viene de cuando Florencio Solá (presidente de la institución entre 1938-1944 en su primer mandato y 1947-1954 en su segunda presidencia) trajo futbolistas como Rafael Sanz, Juan Bautista Busuzzo, Eduardo Silvera, entre otros, que conformaban un equipo muy ofensivo que según él “taladraba al arco rival”. Pero más adelante, este nombre consiguió más fuerza cuando el equipo derrotaba a alguno de los 5 grandes y arruinaba por completo sus posibilidades de campeonar. La más increíble de estas fue cuando Quilmes sale campeón del Metropolitano 1978, relegando al segundo lugar al exitoso Boca del “Toto” Lorenzo, luego de que este empatara de local 0 a 0 contra Banfield. Ejemplos así, hay muchos.
A todo hincha neutral le emociona recordar estas historias, cuando los denominados “chicos” patean el tablero y se quedan con el campeonato. Desde Estudiantes ganando el Metropolitano 1967 (primer no grande en salir campeón) hasta Tigre consagrándose en la Copa Superliga 2019 (último caso del fútbol argentino de un equipo que sale campeón por primera vez), sus planteles quedan en la memoria colectiva de la sociedad futbolera. Y nadie se olvidará jamás de cuando un taladro ocasionó un importante sismo que sacudió a todo el fútbol argentino.
Franco Janczewski
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