Quien lea este artículo, por su título y con justa razón, podría llegar a creerse que se trata de Diego Armando Maradona. Pero no, “El Pelusa” es amado por el napolitano sur del país en forma de bota y sumamente respetado por la elite norteña del mismo. Omar Sívori también logró hazañas en Italia. Maradona dividió a los hinchas italianos en la final del ´90, estaban aquellos tanos que querían que la perdiese Argentina por haberlos eliminado en Semifinales y además siendo el anfitrión, y los que hinchaban por el equipo comandado por el mejor del mundo. Sívori hizo exactamente lo contrario, unificó (quizás por única vez en la historia) a los fanáticos de la Juventus con los de Napoli en una profunda admiración por él. Hoy, 17 de febrero, se cumplen 16 años de su fallecimiento, y a causa de ello, es este un buen disparador para recordar esta linda historia del fútbol.
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Ídolo de River Plate, era mediapunta y consiguió un tricampeonato local ganando los torneos 1954-1957, siendo parte importante del equipo. Su alto nivel lo llevó a la Selección Argentina, pero desafortunadamente no tuvo los mismos resultados, ya que el único Mundial que disputó fue el de Chile en 1962, cuando la “Albiceleste” quedó eliminada en primera rueda. Pero iba a tener una nueva oportunidad en otra selección, ya que de la institución de Núñez pegaría el famoso gran salto hacia Europa. Italia sería su nuevo hogar, tanto desde lo deportivo, como también desde su nacionalidad.
De un grande a otro, del “Millonario” a “La Vecchia Signora”. La Juventus compró a la figura argentina en el ´57, y la transferencia se llevó a cabo por diez millones de pesos argentinos, cifra récord en ese momento. Y “El Cabezón” hizo valer cada uno de los centavos que se pagaron por él. Tras ocho años allí consiguió tres Scudettos y dos Coppa Italia, además de obtener el Balón de Oro como mejor jugador europeo en 1961. Si, jugador europeo. Tras ser protagonista en varios partidos de la “Juve”, se nacionalizó. Primero para poder ser nominado, luego para seguir compitiendo por la distinción individual contra enormes futbolistas de la talla de Alfredo Di Stéfano (que ya estaba nacionalizado español para aquel entonces), y finalmente, para ganarlo.
En 1965 pasó algo inesperado. Este gran jugador decidió cruzar Italia de arriba abajo, de norte a sur, y fue a parar a Napoli derechito y sin escalas. ¿Cuál fue el motivo de este llamativo movimiento en el mercado de pases? No pudo haber sido rendimiento, la misma prensa italiana lo tiene catalogado como de los mejores jugadores que hayan jugado en Europa hasta 1970. Es sabida la sideral diferencia económica entre Napoli y Juventus en favor de este último, así que lo monetario también queda descartado. No es que la entidad napolitana sea una mala decisión o un mal destino para un jugador de fútbol, pero la verdad sea dicha, un jugador de la “Juve” tiene todas las comodidades sociales y deportivas que se le pueden ofrecer y ningún otro club italiano le puede dar tantas. La única opción que queda es la del desafío, cuando un deportista se marcha en busca de una prueba que enaltezca su figura.
Fue en el club celeste dónde decidió retirarse. Habiéndole dedicado sus últimos tres años de carrera, a los 33 le puso punto y final. Quizás no pudo consagrarse en su estadía en Nápoles, pero sus hinchas lo recuerdan como un gran ídolo. Es tan querido allí, que en 1984 se decía que Maradona había llegado para suplantarlo.
El clásico de Juventus contra Napoli supera lo estrictamente futbolístico y deportivo. Es una pelea social, es sociedad elitista contra sector obrero. Por eso es tan pasional. Pasar de un bando a otro, incluso en fútbol, es considerado alta traición. Pero Omar Sívori lo hizo. No fue el único en hacerlo, pero si el único en dejarlos enamorados a ambos de él para siempre. Un amor que la muerte no pudo separar en febrero de 2005.
Franco Janczewski
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