“Enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las posibilidades para su propia producción o construcción”. Estas son palabras de Paulo Reglus Neves Freire: fue un pedagogo y filósofo brasileño, destacado defensor de la pedagogía crítica. Hoy 11 de septiembre, Argentina celebra el Día del Maestro. Además de felicitar y reconocer la importancia del trabajo diario que realizan los docentes en las aulas, podemos preguntarnos ¿Qué significa educar?
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Porque aunque hoy parezca una obviedad, el aprendizaje no siempre fue un derecho sino más bien un privilegio de clase. Las primeras experiencias educativas llevadas a cabo en el actual territorio argentino estaban a cargo de las órdenes religiosas y durante este período la educación tenía como propósito crucial la evangelización y además el uso del idioma español con carácter obligatorio. Pasados muchos años, la Constitución Nacional de 1853 llegaría para establecer el derecho a educar y a enseñar como una responsabilidad atribuida a los gobiernos provinciales.
Ese enorme compromiso que significa formar al niño en su proceso educativo que lo acompañará el resto de su vida, es el que asumen las maestras y los maestros de nuestro país todos los días. El 11 de septiembre fue elegido como su día en homenaje a Domingo Faustino Sarmiento, en conmemoración a la fecha del aniversario de su muerte. Fue político, escritor, docente, periodista, militar, gobernador de San Juan y presidente de la Nación Argentina. Se le reconocen la construcción de escuelas y bibliotecas en todo el país. Desde 1945 hasta hoy, todos los docentes son homenajeados en su día. Entre tizas, guardapolvos y escenarios muy diversos, los maestros se paran todas las mañanas frente a los pizarrones para enseñar mucho más que cuentas matemáticas o capitales geográficas. Ser docente es sembrar el camino de quienes se harán cargo del mañana.
Sin embargo, esta enorme tarea no siempre es reconocida como corresponde. Los docentes han luchado a lo largo de los años por salarios dignos y las condiciones de trabajo que merecen. Algunos incluso perdieron la vida en el camino. Es el caso del docente Carlos Fuentealba, quien fue asesinado por la espalda en el año 2007 por un policía de Neuquén durante un contexto de represión y abuso de poder por parte de las fuerzas policiales. También la comunidad docente perdió a la vicedirectora Sandra Calamano y al auxiliar Rubén Rodríguez en el año 2018 a causa de una explosión en la escuela 49 de la localidad de Moreno, producto de la desidia y el abandono a la infraestructura escolar.
La sociedad debe tomar el reclamo de las maestras y los maestros como propio, porque la labor de educar construye los cimientos del país que se quiera construir. Paulo Freire también decía: “Lucho por una educación que nos enseñe a pensar y no por una educación que nos enseñe a obedecer”. El trabajo docente debe ser reconocido, valorado y reivindicado día a día. Después de todo, el conocimiento es la herramienta más fuerte para luchar por un un mundo más justo, con oportunidades para todos, igualitario y por sobre todas las cosas libre.
Julieta Castellano
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