Barcelona parece estar recuperándose de la guerra civil en la que se metió. Josep María Bartomeu tomó la sabia decisión (nótese el sarcasmo) de enemistarse con Lionel Messi, quizás, el máximo ídolo en la historia de la institución culé. Tras haber perdido el campeonato local a manos del Real Madrid, y también ser aplastado por el Bayern Munich en los Cuartos de Final de la Champions League pasada, estaba claro que ya no había espacio en el club para los dos. Era el referente o el mandatario. Y cuando parecía que el astro argentino había perdido la pulseada con el poder, salió a la luz el escándalo denominado como el “BarçaGate”…
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Hace años que el equipo catalán está en crisis, pero como antes aún la institución se encontraba disfrutando de su apogeo a nivel continental en el fútbol, los problemas eran opacados por los resultados positivos en el deporte rey. En enero del 2014, Sandro Rosell se ve obligado a renunciar a su cargo como presidente del Barcelona F.C. ¿El motivo? Una irregularidad a la hora de fichar a un jugador. ¿El jugador? Neymar Jr. Mientras que en la declaración jurada de impuestos decía que el astro brasileño había costado 57 millones de euros, se descubrió que en realidad costó 95. Habían desaparecido 38 millones. Tras el escándalo, Rosell dimite y asume su vicepresidente, Bartomeu, quien convoca a elecciones para julio del año siguiente y las gana.
Su ciclo comienza bastante bien, en 2015 el Barça gana su quinta Champions y su tercer Mundial de Clubes. Pero en cuanto acabó la buena época deportiva, también lo hizo el buen clima. Comenzaron los cruces entre dirigencia y jugadores, lo que derivó en las tres derrotas más dolorosas del club (las eliminaciones por goleada ante Roma, Liverpool y Bayern respectivamente). Se dio inició a la batalla Messi vs Bartomeu, el jugador no solo acusaba que ya no había proyecto ganador si no que hasta incluso tuvo intenciones de irse, tras haber hecho toda su carrera ahí. Aquí empieza el “BarçaGate”, título de esta novela.
Dicen que en la guerra vale todo, y parece que de esto se agarró la dirigencia bluegrana. Los propios gobernantes contrataron a la empresa de servicios digitales I3 Ventures para que divulgara en las redes sociales fake news sobre todo aquel que estuviese en contra del presidente, y no se salvó nadie, llámense ídolos actuales como Messi o Piqué, retirados como Puyol, o hasta incluso políticos opositores como Joan Laporta o Víctor Font. Fue una enorme campaña de desprestigio.
Y la defensa de Josep María no podría haber sido peor, ya que admitió haber contratado a la empresa de servicios, pero no con ese fin, solo querían encargar el monitoreo de las redes sociales para filtrar los insultos que el presidente estaba recibiendo por haber dejado ir a Neymar al PSG. Ante un descargo débil, se suma el hecho de que un ex – vicepresidente suyo declaró en su contra, Emili Rousand. Su declaración reza: “Sinceramente, creo que alguien en este caso ha metido mano en la caja. {…} Cuando pagas un millón de euros por algo que vale 100.000… No sé quién ha sido, pero uno se puede hacer una idea”.
Acorralado por las pruebas en su contra y por los hinchas de su club que lo querían fuera, Bartomeu dimitió el 27 de octubre del 2020, para ser apresado el 1 de marzo del 2021 junto con Óscar Grau y Roma Gómez Ponti (CEO y director del departamento jurídico del club). Ya van dos presidencias consecutivas del conjunto catalán que no terminan en tiempo y forma, que sus mandatarios deben irse por la puerta de atrás a causa de un escándalo. Hubo elecciones este 10 de marzo y se impuso Joan Laporta, el presidente que le dio el cargo de técnico a Guardiola, iniciando así la época dorada de la institución. La guerra civil barcelonista terminó. No obstante, está por verse si la crisis institucional y deportiva acompañaron a Bartomeu a prisión, o si es un fantasma que seguirá acechando al Barcelona Fútbol Club.
Franco Janczewski
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