El 28 de junio de 1904 nacía el Club Atlético Ferro Carril Oeste de Buenos Aires. Su surgimiento se dio gracias a 95 empleados del Ferro Carril Oeste que tenían un sueño, fundar un Club. Sin embargo, ni el más soñador se hubiese imaginado que su institución sería vital para el crecimiento del deporte argentino.
Desde su fundación, los dirigentes del club tenían como visión que Ferro no sea solamente una institución de fútbol. Con esa base se empezó a construir al verdolaga, si bien el fútbol fue su primer deporte, con el paso de los años se fueron incrementando cada vez más disciplinas. De esta manera para 1905 se afilió a la Asociación Argentina de Fútbol. Para 1912 el club estaba disputando la primera división y además contaba con otros deportes como: atletismo, bochas, pelota a paleta y tenis, entre otras.
Gracias a su gran variedad de oferta en la prácticas deportivas, el número de socios del verdolaga se incrementaron año tras año. De la misma manera que aumentaban los asociados, el club también crecía. Tanto deportivamente como estructuralmente, los años 70 y 80 fueron tiempos gloriosos en la institución verdolaga. En el básquet tenían a León Najnudel y en el fútbol salieron campeones de la mano de Carlos Griguol. Pero detrás de esos logros, había algo mucho más importante un proyecto deportivo. Esto no fue solamente en sus disciplinas más importantes, como el fútbol, el básquet y el vóley. El plan de Ferro fue para todos los deportes, consiguiendo títulos en deportes como handball y siendo la varios atletas argentinos. Sus trabajos dieron fruto y en 1988 la UNESCO le otorgó el premio de la excelencia deportiva.
Lamentablemente en la década del 90, comenzó la institución comenzó a decaer y la disciplina que más lo sufrió fue el fútbol. Con el cambio de siglo, los malos resultados trajeron consigo el descenso a la segunda categoría del fútbol argentino, siendo ese el último año del ferrocarril en la Primera División. Dos años más tarde la crisis volvería a tocar la puerta y se declaró al club en quiebra. Pero los socios no permitirían que su amada institución caiga, costo pero luego de 12 años lograron sacarlo de esa situación.
La historia de Ferro es gloriosa, es la verdadera esencia de lo que tiene que ser una institución social. Futbolísticamente las últimas décadas fueron duras para el oriundo de Caballito. Hace años que pelea por volver al lugar que jamás tuvo que dejar. Hablar del verdolaga es mucho más que hablar de fútbol, la importancia que tuvo a lo largo de su historia, en el deporte argentino, es difícil de encontrar en otro club.
Hoy Caballito y todos los fanáticos de la locomotora del oeste están de fiesta. Por la pandemia del COVID-19, es una celebración distinta, pero el sentimiento no cambia, el mismo cariño que se tiene hace 116 años por uno de los clubes más importantes del país.
Ariel Mc Grath
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